Ayer preguntaron ¿cómo hace una mujer para escribir?
y alguien habló de Virginia Wolf.
Yo escribo gracias a Marta Vázquez Rivera
y aunque no fue fácil, conseguí
que ella fuera a la
presentación
de mi primer libro,
en el Teatro La Conrado, allá por el 2014.
Mi cuarto propio
fue y sigue siendo la cocina
de mi casita de plan de viviendas
donde nacen los poemas.
Escribo con marcador en los azulejos
y pego sobre el vidrio de la ventana
las poesías del próximo libro.
Mi ropa de trabajo es un delantal.
Lo uso cuando escribo
o para tomar clases con Diana.
Soy una cocinera a veces
y otras, una operaria
de la poesía.
Los artefactos de mi escritura son
cuadernos de variados tamaños,
una computadora común
y tres máquinas de escribir:
la imponente Remington 57 de mi madre
una Remington 22, blanca y moderna
y mi preferida, la Junior 58.
Marta Vázquez Rivera
cuidó mis hijos, mi casa y a mí.
Gracias a ella pude escribir poemas
y luego publicar, mi primer libro.
Marta está jubilada
la visito cada tanto.
Habla con la parsimonia de siempre
y nos reímos juntas
de algunas desgracias de este tiempo.
Vive en el oeste junto a su hijo Nacho
que es Profesor, egresado
de la Escuela de Música de Neuquén.
Gracias a Marta Vázquez Rivera, escribo.
Por eso en aquella presentación de mi libro,
el primer nombre que se proyectó en el escenario,
después de la palabra “agradecimientos”
fue el de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario