domingo, 11 de noviembre de 2012
monólogo de la última pena
la última pena
la tenía abigarrada
anidada tan dentro
que a veces no la encontraba
y la daba
por felizmente perdida
pero no…
era un ovillo de pena
amodorrada y enredada
embrionada
estaba rodeada de pelusas
de plumas y nubes
que no dejaban ver
dónde iniciaba esa pena
y dónde acababa
por eso no había podido
desprendérsela del alma
-hasta entonces-
ahora
se despedía de ella
la pena restante
de una serie de penas
compuesta de grandes pesares
tristezas comunes
y simples saudades
la pena última –señores-
no por última, deja de ser
una pena.
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Gracias querida amiga por sacar del clóset tanta belleza. Ya sabés que soy un admirador incondicional de tus poemas, sólo faltaba que los publicaras
ResponderEliminargracias Dario, pronto tendré mi librito. abrazo
EliminarEdith!! que sorpresa, qué alegría y qué belleza...no tenia idea deque escribieras...gracias por regalarnos la maravilla de tus palabras hechas emoción. besos
ResponderEliminargracias mónica por visitar mi blog, besos
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