miércoles, 28 de marzo de 2012

pequeños crustáceos marinos anidados en los cabellos


                                atardece húmeda la calle única del pueblo
                                  y la bruma de la orilla se huele en el aire  


a la casa de los mirasoles
vuelve la mujer 
                   de faldas mojadas
con sus cestas y arponeras
con pequeños crustáceos marinos
                   anidados en los cabellos
                          al verla
asoman niños entre maderas
y  corren descalzos y ruidosos
veredas abajo por el empedrado

ruedan a sus brazos
y saltan besos
                 como sapitos de lluvia

son risas de sandías rosadas
y  delicias

de calabacitas graciosas
y suaves

huelen a tomate y cebolla frita
esperándola 

con las últimas luces caminan
caminan como canciones 


1 comentario:

  1. Ha sido un bálsamo para el alma leer tu poesía, querida Edith, en medio de tanta noticia que atropella todos los sentidos...
    Felicitaciones!
    Silvina.

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